La cultura occidental es la única en la que se escribe la música. Otro tipo de música como la africana, hindú, china o el flamenco no se pueden escribir.
Antiguamente, cuando los textos se escribían en latín, escribían la música con un sistema imperfecto de interpretación, la "notación neumática":
Guido, de Arezzo, fue a quien se le atribuye la invención de un nuevo sistema de interpretación, cambió el "domine" por el tetragrama con "notación cuadrada".
El tetragrama es una pauta musical formada por cuatro líneas paralelas horizontales, rectas y equidistantes sobre las que se escribían las notas y demás signos musicales en la notación cuadrada medieval. Es a partir de aquí cuando comienza a utilizarse el solfeo.
Además de esto, a Guido se le atribuye la creación de la mano guidoniana, en música medieval fue utilizada para ayudar a los cantantes a leer a primera vista. La mano aparece en varios manuscritos para hallar los semitonos. El concepto tras la mano guidoniana es que cada porción de la mano representa un nota específica que, para enseñar el sistema, el maestro indica una serie de notas sobre la palma y el estudiante debe entonarlas en forma similar al solfeo. Aunque esta aportación no tuvo gran relevancia en el ámbito musical.
A partir de esto, se comenzó a poner música a un verso, otorgándole una nota más aguda a cada verso.
Gracias a esto, establecieron una regla nemotécnica, es decir, para recordar, memorizando la entonación en cada verso.
A su vez, cada sílaba que aparece resaltada en la imagen, se estableció como una nota musical, siendo modificada únicamente la primera: ut, que pasó a lo que hoy conocemos como do.
Así nacieron las notas y el tetragrama, gracias a la notación cuadrada.
Posteriormente, a partir del Renacimiento, se modificó el tetragrama por el pentagrama o pauta musical, donde se escriben las notas y todos los demás signos musicales en el sistema de notación musical occidental. Está formado por cinco líneas y cuatro espacios o interlíneas, que se enumeran de abajo hacia arriba.
Además de esto, a Guido se le atribuye la creación de la mano guidoniana, en música medieval fue utilizada para ayudar a los cantantes a leer a primera vista. La mano aparece en varios manuscritos para hallar los semitonos. El concepto tras la mano guidoniana es que cada porción de la mano representa un nota específica que, para enseñar el sistema, el maestro indica una serie de notas sobre la palma y el estudiante debe entonarlas en forma similar al solfeo. Aunque esta aportación no tuvo gran relevancia en el ámbito musical.
A partir de esto, se comenzó a poner música a un verso, otorgándole una nota más aguda a cada verso.
Gracias a esto, establecieron una regla nemotécnica, es decir, para recordar, memorizando la entonación en cada verso.
A su vez, cada sílaba que aparece resaltada en la imagen, se estableció como una nota musical, siendo modificada únicamente la primera: ut, que pasó a lo que hoy conocemos como do.
Así nacieron las notas y el tetragrama, gracias a la notación cuadrada.
Posteriormente, a partir del Renacimiento, se modificó el tetragrama por el pentagrama o pauta musical, donde se escriben las notas y todos los demás signos musicales en el sistema de notación musical occidental. Está formado por cinco líneas y cuatro espacios o interlíneas, que se enumeran de abajo hacia arriba.
Solamente en España, las notas musicales son sílabas, mientras en el resto de países son letras:
A B C D E F G
la si do re mi fa sol
Las Claves.
Las claves son signos para dar nombre al pentagrama. Conocemos la clave de fa, conocido como el gran pentagrama, y la clave de sol. Las notas entre ambos no coinciden, pero es correlativo.
Los Signos.
Existen dos signos que modifican el sonido:
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